jueves, 1 de agosto de 2013

El Éxodo y el tabernáculo de Moisés

El día uno del mes primero del segundo año fue construido el santuario. Moisés construyó el santuario, colocó las basas, puso los tablones con sus trancas y plantó las columnas; montó la tienda sobre el santuario y puso la cubierta sobre la tienda; como el Señor se lo había ordenado a Moisés. Colocó el documento de la alianza en el arca, sujetó al arca los varales y la cubrió con la placa. Después la metió en el santuario y colocó la cortina de modo que tapase el arca de la alianza; como el Señor se lo había ordenado a Moisés. Entonces la nube cubrió la tienda del encuentro, y la gloria del Señor llenó el santuario.

El lugar santo por excelencia en la historia del Éxodo es, precisamente, el desierto. Para Israel, el desierto es el lugar donde el hombre, desvalido e imposibilitado para sobrevivir, es cuidado por la misericordiosa solicitud del Señor. En el desierto, Dios cuidó de Israel, al desierto llamó a Elías cuando Israel se apartó de Dios, y al desierto se retiró Jesús antes de comenzar su vida pública.

En el desierto, Moisés recibió el mandato de edificar un santuario, según el modelo revelado por Dios, y que será reproducido a gran escala en el templo de Jerusalén. Se llamó la tienda del encuentro, pues su función consistía precisamente en permitir al hombre acercarse a Dios. La gloria de Dios cubre finalmente ese santuario, es decir, Dios decide acompañar con su santidad a su pueblo a lo largo de la historia en dirección hacia la salvación.

La siguiente animación nos resume la historia del Éxodo, del desierto como lugar santo del encuentro de Dios con el hombre, del pecado humano y del perdón divino.

No hay comentarios:

Publicar un comentario