miércoles, 27 de marzo de 2013

Santa María la Mayor



Las tres estaciones en Santa Maria la Mayor han tenido siempre un sentido de devoción a la Virgen, como en la primera, que acompañó a los ordenandos al sacerdocio y al diaconado, que en el domingo siguiente,  habrían de ser recibido en San Pedro. Por esto y aquí solicitaban la protección de la Madre celestial de Cristo y de la Iglesia.

Una basílica fue construida en el Esquilino, por el papa Liberio, tras la caída de nieve en el mes de agosto del año 352. El  lugar es debido a una aparición de la Virgen María ante un patricio local y su esposa. Según la tradición, el perfil de la iglesia fue dibujado en el suelo por la milagrosa nevada que ocurrió el 5 de agosto de 352 en lo alto de la colina del Esquilino. 

Por encima de ésta primera basílica , el Papa Sixto III construiría el actual. Las excavaciones han confirmado la existencia de una basílica liberiana, pero solo en la de Sixto III (432-440), como se muestra en el arco interior. Se podría pensar que el Papa Liberio había comenzado y el Papa Sixto, un año después tras el Concilio de Éfeso que proclamó el título legítimo de la "Theotokos",  Madre de Dios, había realizado la basílica como un "monumento" a la maternidad divina de María. Es ésta es la más grande del mundo dedicada a la Virgen.

De hecho, la Virgen o el icono de ésta bajo la advocación de  "nuestra salud"  y atribuida al mismo San Lucas, es la que acoge  en la maravillosa capilla Borgese al peregrino que viene a implorar su proteccion como la salud del pueblo romano .


El Fiat , hágasa, de la Virgen es en este templo una apoteosis admirable que está vinculado directamente a los acontecimientos que la llevaron a convertirse en la Madre del Salvador y Redentor de la humanidad. 

Se puede también admirar los restos del pesebre santo en Belén, donde fue acostado el Salvador del mundo, situado en la cripta bajo el altar mayor y  tan bellamente complementada por Virginio Vespignani.


Este templo nos deja imbuidos de belleza y de un inigualable y elocuente  amor materno, que siempre otorga la tierna imagen de Madre, la que acompañamos estos días junto a su sufrimiento por el dolor de ver crucificado a su hijo, nuestro Salvador..

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